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Tadeo Jones; un ilustre explorador vallisoletano

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Nombre, Tadeo Jones, lugar de nacimiento, Valladolid, fecha, el 26 de abril de 1977. Así consta en su pasaporte y serán pocos los que sepan que  el  famoso explorador nació en la capital del Pisuerga, no sabemos en qué hospital, pero seguro que esto es un hecho desconocido por casi todos los vallisoletanos. 







Creado por  el director y animador originario de Valladolid Enrique Gato, la película, ganadora de tres Premios Goya, ha hecho las delicias de pequeños y mayores.




Tadeo Jones es un patoso obrero de la construcción que quiere ser un famoso arqueólogo y que tiene facilidad para meterse en líos. Luego llegarían Sara, una intrépida arqueóloga; Belzoni, un loro mudo con mucho carácter: Jeff, el perro de Tadeo; y Freddy, un guía con un abrigo multiusos.
Un pucelano más del que sentirnos orgullosos.

-Fuente: El día de Valladolid

Hermanos Santaolaya. Otra vez la piqueta.

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Tal vez no fuese más que el último vestigio de un antiguo almacén de frutas. Una simple fachada de ladrillo, pero que, al menos para mi, tenía un especial encanto. 


Siempre soñé con que tal vez fuese restaurada y convertida en cualquier cosa, pero respetando ese frontal de estilo fabril que tanto me gustaba. Pero no, finalmente la dichosa piqueta se la ha llevado por delante, rememorando aquellos malditos años en los que Valladolid perdió gran parte de su patrimonio histórico en pro de inmensas y horrorosas moles de cemento y cristal. En este caso un hotel ocupará su lugar. Pero qué le vamos  a hacer. 


Sirva esta entrada para despedir a este encantador rincón que tanta personalidad daba a la calle Cardenal Cos. Descanse en paz.




-Fotos de las obras cortesía de https://twitter.com/LilithPiraten

Un monolito al General Mola

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La granja de Aguilarejo está situada en el término municipal de Corcos del Valle (Valladolid). Se distingue por la silueta inconfundible de su casa fuerte, que trasplanta a la Meseta el modelo torreado de palacio montés. Es una construcción de los años veinte que tiene adosada una capilla neorrománica y haciendo corro, en torno al pedestal del Corazón de Jesús, las casas de los aparceros. En la plazuela de la granja un monolito de tiempos de la guerra civil recuerda que aquel era el aeródromo usado por el general Mola en sus visitas bélicas a Valladolid, cuando todavía no existían las pistas de Villanubla


El  3 de  junio  de  1937,  el  general  Mola fallece  cuando  se dirigía en avión de Vitoria a Valladolid, al chocar  a causa de la  niebla,  contra  un  cerro  en  las  proximidades de  Alcocero.  La noticia conmueve a toda España y se convierte en titular   de primera página  en  la  Prensa mundial. 

Vecinos de la localidad burgalesa de Alcocero (denominada Alcocero de Mola desde el accidente hasta nuestros días) junto a los restos del aparato siniestrado que ellos mismos tuvieron que bajar desde el monte. (Haga clic en la imagen para verla ampliada). 

Mola, organizador del  Movimiento  del  18  de  julio,  rodeado  de  una aureola  extraordinaria (entre el bando nacional se entiende)  muere  en  plena  ofensiva.  Franco  asume  personalmente el  mando  del  Ejército  del  Norte  y  nombra a su  colaborador   el  general  Dávila  como  sustituto  de  Mola.  


Hostal Lucense; el andamio enquistado.

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En 1996 cerraba uno de los hostales con más solera de Valladolid, sobre todo para los aficionados al mundo de los toros, el Lucense, con el objetivo de llevar a cabo una rehabilitación completa del inmueble. Tras 16 años cerrado, el edificio, situado en las confluencias entre el Paseo Zorrilla y la calle Puente Colgante, ha experimentado un visible deterioro que ha obligado a colocar andamios para evitar el desplome de su fachada, protegida en el PGOU. El problema se encontraba en que el edificio tenía múltiples propietarios, lo que ha dificultado que se pusieran de acuerdo a la hora de acometer la intervención. 


No obstante, tras llegar a una cuerdo entre las partes, el año pasado obtuvo la correspondiente licencia de obras tras varios proyectos desestimados. Así, el futuro de ese bloque será respetar la portada de ladrillo existente y levantar una torre de viviendas de modo retranqueado de manera que visualmente la nueva construcción vaya en paralelo a la contigua existente.
Su fachada, que fue limpiada de los carteles que la cubrían en 2010, está anclada a una antiestética estructura metálica desde hace más de una década. 


La calle más antigua de Valladolid

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Por Joaquín Martín de Uña
Alguno de los vecinos que actualmente ocupan viviendas situadas en la calle Don Juan Mambrilla, quizás, no solo desconozcan que "su calle" debe su nombre actual a un desafortunado acuerdo municipal, adoptado hace escasamente un siglo, sino también que antes de dicho acuerdo su nombre fue el de Francos y que es la primera calle de la que se conserva recuerdo en nuestra ciudad.


En su contrastado estudio sobre Las Calles de Valladolid, el investigador Juan Agapito y Revilla analiza documentalmente, la historia de ésta y remonta su antiguedad al Señorío de la villa por el Conde Ansúrez. La primera referencia escrita se encuentra en carta dotal de 21 de mayo de 1095, otorgada por D. Pedro Ansúrez y su mujer Dª. Eylo en favor de la iglesia de Santa María la Mayor, primera Colegiata vallisoletana. Según el citado historiador, las fincas existentes en la margen izquierda del ramal norte del Río Esgueva -cuyo curso discurre en la actualidad bajo la calle Paraíso- fueron cedidas por el Conde a los franceses (francos) que intervinieron junto a las huestes de Alfonso VI en la conquista de Toledo el año 1085.

Pasaje de los Alarcón

Una vez que los soldados francos fueron licenciados, según Floranes en sus Orígenes de los Estudios de Castilla, "tomaron Partido", es decir, pasaron a prestar sus servicios a diversos nobles castellanos. El capitán Martín Franco y su cuadrilla franca "se ajustaron" con el Conde vallisoletano y se instalaron en los  terrenos que les fueron señalados. Lo mismo ocurrió en ciudades de nuestro entorno como León y Zamora, entre otras.

Casa de los Zúñiga

En la actualidad se conservan algunos restos del brillante pasado de esta calle, -llegaron a existir siete casas palaciegas en su trazado- restos que en algunos casos aparecen integrados en las nuevas edificaciones, que no siempre mantienen el carácter tradicional de la calle. En el número tres de la calle se conserva la fachada y un escudo de la casa de los Mendoza y, mediante su reconstruído patio se comunica con la calle Paraíso, a través del Pasaje de los Alarcón.

El comienzo de la calle, en los años sesenta del siglo XX,cuando fue derribado el antiguo Colegio de Sordomudos, presentaba el aspecto que muestra la fotografía en la que puede observarse el tráfico de vehículos en ambos sentidos. (AMV)

  Siguiendo la acera de los números impares nos encontramos con la que fue casa principal del Marqués de Revilla, Alférez Mayor de la ciudad, palacio que más tarde fue propiedad de Diego de La Gasca, hermano del entonces Obispo del Perú quien le encargó reconstruir la primitiva parroquia de la Magdalena. Actualmente el Colegio de la Enseñanza y el Colegio Mayor Monferrant, se levantan sobre el solar de dicha casa señorial.
En el número 33 de la calle se encentra el convento de las Salesas -que anteriormente había sido sede de la Escuela Normal de Maestras- que conserva algunos vestigios de cierto interés.

Convento de las Salesas

En la acera de los números pares, más afectada por nuevas edificaciones, es de destacar el que fuera palacio de los Zúñiga, posteriormente de la Duquesa de Osorno y sede del primer Tribunal de la Inquisición en el cual pudo estar preso Fray Luis de León y del que fue sacado para su ejecución Alvaro de Luna.
Don Juan Mambrilla fue un hombre que, en su tiempo, pudo alcanzar cierta notoriedad, alcanzó el puesto de catedrático de la Facultad de Derecho, pero su posibles méritos, a mi entender, no parecen suficientes para cambiar el nombre de una calle que, durante más de setecientos años, se llamó calle de los Francos.

-Fuente: Valladolid, una ciudad contada. (Joaquín Martín de Uña)

Rincones con fantasma. Un paseo por el Valladolid desaparecido

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Este libro, publicado por Juan Carlos Urueña Paredes en enero de 2006 resulta imprescindible para todos los vallisoletanos que sientan curiosidad por saber cómo fue nuestra ciudad en el pasado. Qué palacios, iglesias, conventos... había donde hoy se levantan bloques viviendas o impersonales plazas. 
El libro tuvo tal éxito que se agotó a los pocos meses de su publicación, a pesar de que se hicieron tres reimpresiones del mismo. Con el permiso explícito del autor os lo pongo aquí para que disfruteis de esta joya.

El Alcalde de Valladolid lo prologaba así:
"Dice Juan Carlos Urueña que el objetivo de su obra no ha sido otro que“... convocar a los espíritus” del pasado para, de su mano, reconstruir un Valladolid ya desaparecido, en el que ubicar e imaginar el acontecer de los vallisoletanos de otro tiempo. El reto de Juan Carlos era hacernos ver lo que ellos vieron; sus herramientas, estas cuatro: primera, los testimonios gráficos supervivientes de épocas pasadas; segunda, los estudios históricos existentes sobre nuestro patrimonio monumental y urbanístico; tercera, el software informático de tratamiento de imágenes; y cuarta, el cariño y la devoción por Valladolid y lo vallisoletano.
Los Rincones con fantasma de Urueña Paredes son un excelente ejercicio de reflexión sobre el pasado de nuestro entorno y hemos de mostrar profundo agradecimiento ante la sensibilidad que el autor ha demostrado como artista virtuoso, como lector empedernido de la bibliografía de tema local y, sobre todo, como vallisoletano. En una sociedad como la nuestra, en la que la que el protagonismo de la imagen es absoluto e indiscutible, el trabajo de Juan Carlos pone a nuestro alcance la posibilidad de recorrer virtualmente un Valladolid que ya no existe, ofreciéndonos la oportunidad de disfrutarlo con nuestros propios ojos.
Es tiempo de atrapar, querido lector, las mil y una anécdotas e historias hilvanadas por Juan Carlos Urueña para ayudarnos a identificar los fantasmas de un Valladolid que reclama toda nuestra atención y todo nuestro mimo. Es tiempo de descubrir las mil y una sorpresas que deparan estas páginas a quienes gustan de saber más y más sobre una ciudad que ansía que la amemos, la protejamos y sintamos por ella un infinito orgullo."


Descárgatelo directamente haciendo click abajo: 



El Pisuerga enfurecido. La gran riada del 6 de marzo de 2001.

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Este letrero marca la altura a la que llegó el Pisuerg aquel día


La crecida que experimentó el río Pisuerga a su paso por Valladolid el 6 de marzo de 2001 ha sido una de las peores sufridas en los últimos 40 años. Fue la culminación de un proceso de reiteradas subidas de caudal y de inundaciones desarrolladas a lo largo del invierno 2000-2001.
Tampoco se trató de un episodio de inundación impredecible, como algunos medios de comunicación y los organismos responsables del control de la Cuenca del Duero quisieron hacer ver. Con la evolución que venía teniendo la dinámica atmosférica desde unos meses atrás, y del consiguiente comportamiento del Pisuerga y de otros afluentes del Duero no era en absoluto difícil que este acontecimiento se produjera.


El otoño-invierno 2000-2001 estaba siendo un periodo muy húmedo por las elevadas cuantías pluviométricas registradas, lo que ya venía provocando varios episodios de aguas altas con resultado de inundación. En muchos de los ríos de la Cuenca del Duero la inundación de primeros de marzo ya era la cuarta o quinta padecida. En Valladolid no siempre tuvieron iguales efectos estas subidas pese a que los caudales se mantuvieron altos durante todo el periodo.
Había, por tanto, motivos más que suficientes para estar sobre aviso, puesto que bastantes colectores de la región llevaban más agua que de costumbre y los embalses estaban al máximo de sus posibilidades, con capacidades de resguardo ínfimas y habiéndose realizado los desembalses demasiado tarde. Con este panorama un incremento de caudal podía ser suficiente para que los ríos ocuparan sus lechos menores y alcanzaran los mayores donde les fuera posible, como de hecho sucedió.

Foto: Jaime Orcajo

En cualquier caso, la que sería histórica inundación del 6 de marzo, junto a las otras padecidas aquel invierno, fueron la consecuencia lógica del comportamiento seguido por la dinámica de la atmósfera en aquellos meses, unido a las características físicas de las cuencas hidrográficas afectadas.
La inundación del 6 de marzo de 2001 fue una más de las muchas que ha experimentado este río y de las que le quedan por pasar.


Cronología de los hechos aquel día.
-A las 3 de la madrugada se produjo un repunte causado por los aportes de varios ríos intermedios, “algo que era imprevisible” en palabras del presidente de la CHD. Aunque mejor dicho, fue algo no previsto por el citado organismo.

-A primera hora de la mañana el Pisuerga llevaba en Cabezón el alarmante caudal de 2000 m3/seg, y ascendía a un ritmo de 30 cm por hora. Se había superado con creces la cota de riesgo. Su punta máxima en Valladolid se estableció en 2682 m3/seg a las 16 horas según los medios de comunicación, si bien la CHD lo estimó en torno a 2360 m3/seg (aforo directo medido). Se sobrepasaron en 4,15 m la altura máxima de las cinco anteriores crecidas habidas aquel invierno. El río estuvo a 6,5 m de altura sobre el nivel medio normal.

El puente de Cabezón conserva las marcas de la altura a la que llegó el agua aquel histórico día


-A las 07:45 h de la tarde las aguas ya habían descendido en Valladolid unos 10 cm en el Puente Mayor, con lo que el Pisuerga anunciaba su retirada. Lentamente las aguas fueron volviendo a su cauce. Como era lógico esta crecida con las horas fue propagándose aguas abajo. Así a las 3 de la tarde el caudal del Duero en Tordesillas era de 2500 m3/seg, de 1763 en Toro y de 1635 en el Barrio de Carrascal de la ciudad de Zamora.

Foto: Jaime Orcajo


Los efectos
Las peores consecuencias se centraron en el tramo de meandros de El Cabildo-La Overuela, y en el lóbulo ocupado en su mayor parte por el barrio de Arturo Eyries, teniendo que ser desalojadas algunas familias en estas zonas. También se vieron afectadas urbanizaciones como El Pichón, Entrepinos, La Vega, Camino de Badarroyo y las Aceñas (Simancas). Calles cortadas, aparcamientos inundados, centros culturales y deportivos dañados, como el caso del Museo de la Ciencia, cuyos destrozos se evaluaron en 80 millones de euros, fueron algunas de las consecuencias de esta histórica inundación
Los efectos de la crecida en Valladolid se podrían haber minimizado si hubiera habido, por una parte, la prevención suficiente y las actuaciones consiguientes y por otro, si la ciudad no ocupara el espacio que le pertenece al río. Pero eso implica la restricción de los usos y, por tanto, un coste económico y probablemente político que pocos están dispuestos a asumir.

Descargate el informe completo haciendo click abajo



-Extracto del informe realizado por Mª Teresa Ortega Villazán y Carlos Morales Rodrigez, (CRECIDAS E INUNDACIONES DURANTE EL INVIERNO 2000-2001 EN LA CIUDAD DE VALLADOLID Y SU ENTORNO) del Departamento de Geografía de la Ciudad de Valladolid.

Go Fit: El nuevo macro gimnasio de Valladolid

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Los vecinos del nuevo barrio están de enhorabuena, porque dentro de no mucho tiempo podrán disfrutar de un gran macro recinto. El centro contará con todo tipo de actividades deportivas y estará dotado con aparatos de tecnología puntera: sala cardiovascular y musculación, piscina, spa, solarium, padel…todo lo que necesitamos para estar en forma y disfrutar de muchos buenos ratos con nuestros amigos. La apertura está prevista para octubre de este año, así que ya queda muy poco.





Ingesport ya ha publicado información del centro deportivo de Los Santos-Pilarica. Finalmente se llamará Go fit Valladolid – La Pilarica. Las instalaciones del centro serán

El centro contará con una superficie total construida de 3.800 m2 repartidas en:
-1.300 m2 de sala de cardiovascular y musculación.
-Cuatro salas colectivas que suman 840 m2.
-Amplios vestuarios que cuenta con una superficie superior a los 725 m2.
-Zona de aguas de 1.050 m2, con una piscina de 25 x 12, 5 m y otra de aprendizaje.
-Spa con sauna, baño turco, piscina de efectos y poza fría.
-Piscina Exterior y amplias zonas ajardinadas.
-Spa completamente equipado, con sauna, hidroterapia, terma romana etc.
-Terraza solarium.
-Cuatro pistas de pádel.
-Cafetería.
-Parking con 265 plazas de aparcamiento.

El horario del centro será de 7.00h de la mañana a 23.00h de la noche de forma ininterrumpida de Lunes a Viernes. Sábados de 9.00h de la mañana a 22.00h de la noche y Domingos de 9.00h de la mañana a 15.00h de la tarde.
Abono con acceso libre a las instalaciones y usos con más de 180 actividades dirigidas semanales.
Ofertas especiales para familias, jóvenes y mayores.




Hay seis tipos de abono:
Individual: esta modalidad incluye el acceso y uso de las instalaciones en el horario completo establecido por el centro.
Abonados de mañana: esta modalidad incluye el acceso y uso de las instalaciones hasta las 15.00h.
Abonado juvenil de 16 a 24 años: esta modalidad incluye el acceso y uso de las instalaciones en el horario completo, pero únicamente para personas con edades comprendidas entre 16 y 24 años.
Familiar (2 personas): esta modalidad incluye el acceso y uso de las instalaciones en el horario completo para una pareja legalmente constituida, siempre y cuando lo acrediten mediante documento oficial.
Hijo menor de 16 años (suplemento cuota familiar): esta modalidad incluye a los hijos menores de 16 años que vayan asociados a un abono familiar.

Pensionista / discapacitado en horario de mañana: esta modalidad incluye el acceso y uso de las instalaciones a pensionistas o discapacitados, siempre y cuando presenten la tarjeta o el documento correspondiente, pudiendo únicamente acceder y hacer uso de las instalaciones hasta las 15.00.

Más información aquí: http://www.go-fit.es/valladolid.html

El derrumbe de la torre de la Catedral

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Fotomontaje de Juan Carlos Urueña Paredes (www.azulín.es), portada del libro La buena Moza
de Miguel Ángel Galguera

El mes de mayo de 1841 había comenzado en Valladolid con muy mal tiempo, con lluvias torrenciales y vientos de mucha fuerza. Durante todo el mes siguió más o menos la lluvia y el viento. El día 31, segundo día de la Pascua de Pentecostés, se celebraron en la catedral los Oficios correspondientes y los vallisoletanos se disponían a ir a la romería del Carmen, según la costumbre. A las 12 de la mañana arreció el temporal de agua, viento y granizo y los ciudadanos tuvieron que ponerse a refugio en sus casas. A las 3 de la tarde cesó la tormenta y la vida volvió a su quehacer diario. Horas después, cerca de las 5 de la tarde Valladolid se vio conmocionada con un ruido terrible y las casas cercanas sintieron una gran trepidación como consecuencia del derrumbe de la torre que se había venido abajo casi por completo, a partir del último cuerpo, el ochavado, donde estaban colocadas las campanas, arrastrando gran parte del tercer y segundo cuerpo, con el reloj incluido. Parte del derrumbe cayó a plomo sobre la fábrica de la catedral, sobre la capilla del Sagrario, destrozando la bóveda, y parte cayó sobre el lado que daba a poniente, cegando momentáneamente el cauce del río Esgueva. En su caída se llevó por delante las bóvedas, vigueteados, escaleras, balaustradas y cornisamientos y el antiguo rollo conocido como el león de la catedral que había sido trasladado desde la plaza de Santa María al atrio de la catedral. Tanto el historiador Matías Sangrador y Vítores como el periodista José Ortega Zapata narraron punto por punto estos acontecimientos. Ortega Zapata lo comentaba así:
[…] fue como si hubiesen disparado muchos cañones a la vez; y la ciudad y las habitaciones de las casas se vieron envueltas en densísima nube de polvo, casi impalpable, pero que asfixiaba […]

Grabado de Fournier que muestra la fachada de la catedral
de Valladolid antes de la caída de la torre en 1841

No hubo ningún muerto y sólo dos personas resultaron dañadas: el campanero Juan Martínez y su esposa Valeriana Pérez que tenían su vivienda en la torre en un cuarto junto al campanario. Al campanero le dio tiempo de cobijarse en uno de los vanos del tercer cuerpo que por fortuna no cayó con el derrumbe, pero la campanera cayó junto con los elementos de la torre que la “depositaron” entre escombros en la capilla del Sacramento, protegida por una viga. La mujer pasó 30 horas en aquella posición hasta que fue rescatada; estaba maltrecha y muy golpeada pero con vida.

Intervención de las autoridades
Las autoridades municipales, civiles, militares y religiosas acudieron sin demora al lugar de los hechos y se reunieron para decidir urgentemente los pasos a seguir. Llegó el alcalde Mariano Campesino, las tropas de guarnición, organizaron grupos de observación para estar alertas a posibles nuevos desprendimientos, otros grupos para el orden público, otros para salvaguardar el resto de la catedral y evitar el pillaje. También fue incluido como ayuda y mano de obra un grupo de presidiarios de los que estaban confinados en las dependencias del monasterio de San Pablo. A continuación llegaron los arquitectos, los maestros de obra y varios albañiles provistos con sus herramientas.
Decidieron trasladar todos los objetos de la iglesia a otras parroquias y el alcalde tomó posesión de las llaves de las puertas para dejarlas bien cerradas y abrirlas sólo para que los obreros pudieran entrar y salir en el transcurso de las obras que empezarían muy pronto. El Cabildo catedralicio agradeció a todos su presencia y ayuda y así lo hizo constar en el Libro de Actas.

Dibujo de Isidoro Domínguez Díez que muestra el derrumbamiento de la torre de la catedral de Valladolid.

Desmantelamiento de las ruinas
El informe de los arquitectos a la vista de cómo había quedado la torre fue desalentador. “El estado que presenta la torre es completamente desesperado”. El Ayuntamiento tenía prisa por emplear medidas eficaces para evitar daños mayores de futuros desprendimientos de las ruinas que aún quedaban en pie. Se procedió en primer lugar a despejar toda la zona de los escombros caídos y una vez realizado este trabajo y siguiendo los consejos de los profesionales, se tomó la decisión de hacer el desmonte de la parte de la cúpula y del octógono que se mantenía en pie de forma muy insegura. Tanto el Ayuntamiento como el Cabildo se encontraban bastante escasos de fondos pero además no era fácil encontrar gente que quisiera hacer un trabajo tan peligroso. Fue entonces cuando se presentó voluntario Francisco González, un presidiario que cumplía condena por homicidio y que presentó un plan para proceder al derribo, con un presupuesto bastante bajo de 10.500 reales y como pago de su trabajo, la exención de su pena; los arquitectos estudiaron y aprobaron el plan que se fue desarrollando con éxito y que concluyó el 14 de agosto de 1841.


Pero las autoridades no se conformaron con el desmonte de lo estrictamente ruinoso considerándolo insuficiente y decidieron que debía continuarse hasta llegar al primer cuerpo de la torre, es decir a la misma altura en que se encontraba la base de la torre de la parte este. Francisco González estuvo de acuerdo en seguir con la obra emprendida, pero esta vez cobrando, ya que había cumplido con lo pactado anteriormente. El Ayuntamiento le entregó 170.000 reales y la demolición continuó hasta la altura en que puede verse en la actualidad. Mientras tanto se iba haciendo muy despacio la labor de despejar los escombros acumulados de nuevo, salvando en lo posible los materiales que pudieran servir. Los compró el Ayuntamiento y se ocupó de su traslado, pero el resto de cascotes y escombro inútil permaneció en el sitio hasta el año 1843. También se fueron abriendo las calles afectadas, para que la ciudad volviera poco a poco a la normalidad.
Restos de la torre hundida en 1841 tras el proceso de demolición, con
la cornisa destrozada por el efecto de la caída de las piedras.

Así quedó la primera y única torre de la catedral que nunca más fue levantada de nuevo. La catedral se vio sin torre, sin campanas y sin reloj. Las campanas y el reloj eran todo un símbolo y una necesidad para la población que confiaba tanto en unas como en otro, para los acontecimientos religiosos y de otra índole y para la distribución de su tiempo. La torre de la catedral y su reloj se veían desde cualquier punto de Valladolid y esa referencia se había perdido para siempre. Así, la vecina Universidad tuvo que construir una torre propia en 1857 para poder colocar un reloj en ella, pues hasta 1841 se había regido por el reloj catedralicio.

Torre del lado de la epístola
La segunda torre, la que se conserva, es obra del siglo XIX. Su primer cuerpo, de planta cuadrada, estaba ya edificado en simetría con la torre de poniente.
En 1848 hubo un primer intento de reconstruir la torre perdida, pues el Cabildo pidió al arquitecto Epifanio Martínez de Velasco un estudio sobre el particular. Esto no siguió adelante hasta que en 1861 el Cabildo pidió al arquitecto Vicente Miranda un informe para levantar la torre en el mismo lugar que la anterior. El arquitecto, abrumado por la responsabilidad, pidió la creación de una comisión de arquitectos para ello, lo que se llevó a cabo. Estaba formada por Miranda, Jerónimo Ortiz de Urbina, Segundo Rezola y José Fernández Sierra, bajo la dirección de Antonio Iturralde Montel. Decidieron llevar a cabo una serie de catas en la base de la torre perdida y en la del lado de la Epístola. Un año después, en 1862, firmaban el proyecto. Éste trataba de construir ambas torres de la fachada de la Catedral siguiendo la forma de la torre desaparecida (es decir la torre trazada por Herrera más el remate ochavado) pero suprimiendo el segundo cuerpo de la torre, que tenía en los alzados dos ventanas superpuestas. Así, las torres proyectadas eran notablemente más bajas que la desaparecida, pero más económicas. No obstante, el proyecto no se pudo realizar por falta de fondos.
En 1878 se decidió construir la torre del lado de la Epístola siguiendo el proyecto de 1862. La dirección recayó en Antonio Iturralde Montel. En 1879 se subastaron las obras y empezaron a agruparse materiales en la Plaza de la Universidad. En 1880 se iniciaron las obras, con gran fuerza. Para subir las piedras, se instalaron dos máquinas de vapor. A finales de año, el cuerpo de base cuadrada con los grandes arcos (el segundo piso) estaba ya a la altura de los arranques de los arcos y se empezaban a montar las cimbras para realizarlos. Sin embargo, la falta de fondos hizo que las obras se pararan poco después. En la primavera de 1884 las obras comenzaron de nuevo. A finales del verano, estaba ya concluido el segundo piso, con sus grandes arcos, hasta la barandilla. Durante el otoño e invierno, se construyó el cuerpo octogonal y se subieron las campanas el 27 de marzo.

La Catedral sin las dos torres

La torre, sin la cúpula de remate ni el cuerpo ochavado finalizado (de los ocho arcos para las campanas sólo tenía terminados dos), se inauguró el 4 de abril de 1885, día de Sábado Santo, en la Vigilia Pascual, que antes de 1951 se celebraba el sábado por la mañana en vez de por la noche. El acto comenzó con el toque a Gloria de la campana dedicada a San Miguel Arcángel, que procedía de la antigua torre derrumbada y que se había guardado y conservado.En agosto de este mismo año de 1885 se terminaron los arcos restantes y a las 5 de la tarde del día 11, el arzobispo de Valladolid Benito Sanz y Forés, en otra solemne ceremonia bendijo los arcos concluidos y la colocación de las otras cinco campanas.

La torre durante la fase de construcción
Pronto empezaron las críticas por la escasa esbeltez y altura de la torre (es fácil imaginarse el efecto sustrayendo de la torre actual la estatua del sagrado Corazón, cúpula, y el piso del reloj y tercer piso del cuerpo ochavado) y porque las campanas no se oían por ser demasiado baja la torre. Así, Antonio Iturralde se vio obligado a hacerla más alta que lo proyectado en un principio. A principios de 1886 se aprueba el proyecto de reforma de la torre, que añadía sobre lo construido dos pisos más, ochavados, uno con el reloj y otro con una nueva sala de campanas, rematando con cúpula. A principios de la primavera de 1887 se terminaba el cuerpo del reloj y a finales del verano se estaban terminando los arcos del último piso ochavado, la nueva sala de campanas. En ese momento, surgen dudas sobre la estabilidad de la torre, pues Iturralde no había hecho cálculos de pesos ni de resistencia de materiales. Solventados estos problemas, en 1888 se subían las campanas al tercer piso del cuerpo ochavado, donde hoy se siguen encontrando. La torre se remató en 1890 con un tejado de escasa pendiente en lugar de la cúpula proyectada y un pararrayos.
Todavía quedaba por terminar el remate de la balaustrada, la cúpula y una linterna con que debía rematarse el proyecto. La falta de recursos hizo que de momento se cubriera de forma provisional a la espera de su culminación que llegaría años después.


Fachada de la catedral de Valladolid. La fotografía es anterior a1923 por lo que la torre se encuentra sin la estatua del Sagrado Corazón.

Fin de las obras
En 1911 se instaló en la torre un reloj de cuatro esferas. En 1923 continuaron las obras para la culminación. Se construyó la cúpula, pero la linterna proyectada fue sustituida por la estatua del Sagrado Corazón, obra del escultor Ramón Núñez y en 1924 con la instalación del pararrayos en la estatua, se dio por finalizada la obra de la construcción de esta torre que se había iniciado en 1880.


Estado actual de la Catedral

Es lunes de Pentecostés del años 1841, mientras la gente regresaba de la romería del Carmen de Extramuros, la torre de la catedral de Valladolid -a la que los ciudadanos llamaban con orgullo la Buena Moza- se vino al suelo con gran estrépito arrastrando en su caída a Valeriana, la mujer del campanero. Recuperando algunos personajes reales e inventando otros, Miguel Ángel Galguera nos traslada, a partir de este singular episodio de la historia, a una época de bravucones y señores, guapas y trabajadores, gitanos y alguaciles, que verán cómo un gallego es el único capaz de tumbarse él solo a la Buena Moza de Valladolid.


-Fuente:http://es.wikipedia.org/wiki/Torres_de_la_catedral_de_Valladolid

Pucel Oca, el juego de Valladolid

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Por Luis Amo (El Día de Valladolid)
Felipe II es el vallisoletano más retratado de la historia, pero ¿quién ha sido la mujer más retratada de nuestra ciudad?, ¿qué empresa instaló sus talleres generales junto a la Estación del Norte?, ¿en qué disciplina artesano-artística destacó sobremanera el leonés afincado en Valladolid desde los 9 años, Juan de Arfe? ó ¿qué nombre recibe el edificio más alto de Valladolid, levantado donde en tiempos estuvo el Palacio de la Ribera? Estas son algunas de las 1.200 preguntas que integran el juego del ‘PucelOca’ que se presenta para dar a conocer la historia y los rincones más escondidos de Valladolid. Se trata de una nueva herramienta turística promocionada por el Ayuntamiento, que nace con la intención de cautivar a naturales y foráneos, de indagar en lo más nuestro, para dar a conocer aspectos artístico, geográfico, cultural, religioso, político, histórico, arquitectónico o medioambiental de la capital.
‘PucelOca’ es un juego de mesa que conjuga las dinámicas de la tradicional ‘La Oca’ y ‘El Trivial Pursuit’. Muchos lo consideran como ‘El juego de los locos por Valladolid’, que ha sido presentado en la Feria de Turismo de Interior, y significa un divertido entretenimiento que se desarrolla sobre un tablero basado en el popular juego de la oca pero con la particularidad de contener en cada casilla preguntas y contestar respuestas que saber o que buscar (se permite internet, aplicación móvil o bibliografía), para poder avanzar hasta la última de las casillas, la número 63. Está ideado por Roberto Alonso y María Casado, y dirigido para que mayores y jóvenes puedan aprender más sobre múltiples temas pasando un rato ameno.
Se proponen dos modalidades de juego: los jugadores establecen un tiempo para jugar o ir avanzando por las casillas hasta completar el tablero y llegar a la última. Cabe destacar, además, que entre las curiosidades y similitudes del tablero destaca la salida desde el escudo de Valladolid; las casillas puente (Puente Mayor y Puente Colgante); la casilla de la posada (El Casino); la casilla pozo (Palacio de Pimentel); la casilla laberinto (Casa de los Marqeses de Valverde); casilla cárcel (Cárcel de Chancillería); casilla muerte (plaza del Ochavo) y última casilla, Plaza Mayor.
Es un juego de mesa, en definitiva, para retrotraernos a otros tiempos de la ciudad, pero también para poder ir in situ a conocer esas joyas desconocidas. Así las cosas, el juego de Valladolid, promovido por el Ayuntamiento y la Sociedad Mixta de Turismo, está a la venta en las librerías y jugueterías de Valladolid por un precio de 22 euros. El contenido de la caja es de las normas del juego con un tablero plastificado de mesa, tarjetas con un total de 1.200 preguntas con sus respuestas, además de las cuatro fichas y el dado.

Guía Secreta de Valladolid (Emilio Salcedo)

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Emilio Salcedo (Salamanca 1929-Madrid 1992), dedicado al periodismo desde 1946 fue académico de la Real Academia de San Fernando, redactor en La Gaceta de Salamanca y redactor jefe del diario El Norte de Castilla en Valladolid. Emilio colaboró en las más prestigiosas revistas literarias españolas por su condición de crítico de arte y teatro.
Su trayectoria, más allá de su trabajo en El Norte de Castilla, se nutre de libros como Guía secreta de Valladolid, Teatro y sociedad en el Valladolid del siglo XIX, La palabra indirecta (escritores de Valladolid)...

Guía Secreta de Valladolid
Publicada en 1979 como una completa guía de la ciudad del Pisuerga en ella nos habla de Arte y monumentos. Museos. Historia, carácter, personajes. Rutas, parques, jardines, paseos. Instituciones, organizaciones, Vida cultural y social. Teatros, cines, espectáculos. Gastronomía, restaurantes. Vinos, bares. Lugares de alterne, vida frívola y galante, barrios "chinos" y ligues. Compras, comercios, souvenirs. Artesanía, cerámica y cientos de informaciones prácticas y direcciones útiles... para el Valladolid de aquella época.
Emilio Salcedo bien merecía dar nombre a alguna calle de nuestra ciudad.


El buzón de correos más antiguo de España

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El buzón más antiguo de España del que se tienen noticias se encuentra en una casa particular de Mayorga de Campos (Valladolid), situada en la calle Derecha, en frente de la que fuera de Don Modesto Lafuente. Es un edificio reformado, de dos plantas de estilo barroco del siglo XVIII. Tiene un voladizo en el piso superior, y en la parte de abajo el Buzón de piedra. Este buzón lleva grabada la inscripción Coreo / Ano de / MDCCXCIII. Según los Anales de las Ordenanzas de Correos de España, es en 1762 cuando aparece la primera referencia escrita sobre los buzones.



Se estableció abrir "agujero o reja, en todas las Hijuelas o Veredas, por donde se echen las cartas, sin que se puedan recibir en mano..." Su finalidad era evitar la desconfianza de los usuarios por el posible extravío de la correspondencia en el momento del depósito y ofrecer un mejor servicio, al no ser necesario esperar al "conductor" del correo para hacer la entrega en propia mano.

El buzón y la fachada donde se encuentra han sido restaurados en el año 2005.


Tipo de recurso turístico: 
Bienes de interés cultural
Dirección: 



Significado y posible origen de la locución “Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid…”

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Alberto Buitrago afirma en su “Diccionario de dichos y frases hechas” (Espasa Calpe, séptima edición, marzo de 2002):
Usamos esta curiosa frase para indicar que vamos a hablar, o que alguien habla, de algo que no tiene nada que ver con lo que se está tratando. Bueno, ahora que estáis todos contentos porque mañana no hay clase, yo, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, os voy a decir cuándo van a salir las fechas de los exámenes. El origen de la frase está muy oscuro. Podría ser que se extendiera durante el siglo XVI, época en la que Valladolid fue capital del Reino, hasta que en 1560 Felipe II trasladó la corte a Madrid, para dar a entender que una ciudad tan importante tenía, sin embargo, un río tan escaso. Con la falta de correspondencia entre el gran esplendor de la capital y la poca importancia de su río explicaríamos el significado del dicho; aunque, claro, por lo mismo y con más razón, deberíamos decir “Aprovechadno que el Manzanares pasa por Madrid…”.

-Consulta el diccionario: http://bit.ly/1j80U8O



Localizada la partida de bautismo de Manuel Canesi Acevedo ( 09/01/1681 )

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Por Francisco Javier Meléndez Valero (Enero 2014) 
Email del autor: AQUAMEL2@YAHOO.ES
Se sabe que Manuel Canesi Acevedo, uno de los historiadores de Valladolid, falleció en abril de 1750, pero hasta ahora no se tenían noticias sobre su fecha de nacimiento.
Se sospechaba que podría haber nacido alrededor de 1680 pero no se había hallado  ningún documento que lo probase.


Fotografía de Héctor Zamora Carreras
El documento se encuentra en el Archivo General Diocesano de Valladolid
 A través de este blog, Vallisoletvm, tengo el placer de comunicar que en septiembre de 2011 localicé la partida de bautismo de Manuel Canesi.
Fue bautizado en la iglesia de San Julián y Santa Basilisa el nueve de enero de 1681 y por lo tanto sabemos ahora que murió a los 69 años de edad.

Firma de Manuel Canesi en el manuscrito de su Historia de Valladolid.
Biblioteca Foral de Bizkaia (Bilbao)

 Gracias a ese documento, hasta ahora inédito, hemos conocido que Canesi fue hijo natural de padres solteros. Sus padres contrajeron matrimonio cuatro años después de que Manuel hubiese nacido, y cuando la pareja ya había tenido sus tres primeros hijos.
 Cuando nació Canesi su madre era una mujer soltera de 25 años de edad mientras que su padre, con 41 años de edad, llevaba viudo dos años y medio y tenía dos hijos de su primer matrimonio.
 Ofrezco en este breve trabajo algunas de las informaciones que he ido recopilando sobre Manuel Canesi y su familia desde el año 2011 hasta ahora, febrero de 2014.

 Firma de Manuel Canesi en su testamento en 1750.
              Fotografía de Ángela Melero
             AHPV  (Archivo histórico provincial de Valladolid).

Algunos de esos datos eran hasta ahora desconocidos y los he obtenido de distintos documentos como partidas sacramentales, testamentos o pleitos de los siglos XVII y XVIII.
 Finalmente quiero referirme a un hecho curioso, relacionado con Canesi, sobre el que ofreceré más detalles en otra ocasión.
En 2011 pude comprobar que en algunos de los folios del manuscrito original de la Historia de Valladolid escrita por Manuel Canesi, fallecido en 1750, se hicieron varias anotaciones o añadidos que fueron escritos en años posteriores a 1750, en los que se daban informaciones sobre hechos ocurridos en distintos años entre 1752 y 1760.

Primera página del manuscrito de la Historia de Valladolid de Manuel Canesi.
Biblioteca Foral de Bizkaia (Bilbao)

 Cuando en 1996 se realizó la transcripción y la edición moderna del manuscrito parece que nadie se dió cuenta de la existencia de esos párrafos añadidos al texto original y fueron transcritos y publicados como si hubiesen sido escritos por el propio Canesi, a pesar de que se aprecia muy fácilmente que el tipo de letra es diferente y de que en ellos se citan años posteriores a 1750. Quienes se encargaron de la revisión histórica de esos párrafos parece que tampoco se dieron cuenta de ese detalle.

Descarga el texto completo haciendo click en la imagen inferior:


El último garrote vil

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Dibujo de Carmelo López de Arce


En febrero de 2015 se cumplirán 60 años de la ejecución a garrote vil del último ajusticiado en Valladolid D. Pedro Morejón Fernández "el Mosco". En la biblioteca de la Audiencia de Valladolid se conservan dos juegos de este sistema de pena capital que fue usado por última vez en 1974 y que estuvieron guardados en sus olvidados sótanos. Valladolid se convirtió en cita obligada de los ejecutores de la justicia, lo que explica que los garrotes de Cáceres y Barcelona acumulen óxido junto a los polvorientos legados que guardan las historias más o menos tenebrosas de la vida judicial de estas tierras. No debía estar bien retribuido el oficio cuando nadie quiso en Valladolid encargarse de "el Mosco".

En Villamuriel de Cerrato aquel 5 de diciembre de 1952, Pedro Morejón (un obrero agrícola soltero de 21 años) se aburría junto a su casa haciendo una pelota de lana.
Cuando Cesárea cruzó junto a su puerta precedente de misa recordó que la solitaria mujer acababa de vender una tierra. Sin pensarlo mucho penetró en la vivienda de su convecina, asaltandola y estrángulándola. El crimen le reportó al "Mosco" un exíguo botín. La anciana apenas llevaba un billete de cinco pesetas encima y otras 60 en su monedero.
Tras cortarse las uñas y lavarse las manos para no dejar huellas, Morejón compró tabaco en el estanco con el dinero robado y se fue con un amigo al cercano Aguilar de Campos donde ahogó la convulsión del momento en la cantina de "Cavila".
Para acompañar el nuevo giro que daba su vida decidió tentar a la suerte con dos décimos de la lotería de Navidad. 

Audiencia Provincial de Valladolid

Sus contínuas visitas a Aguilar para preparar su coartada no le valieron. La Guardia Civil le detuvo cuatro días después. Del botín solo quedaban cinco pesetas. Tras la vista oral que se celebró diez meses después, la Sala de lo Criminal apenas necesitó cuatro días para condenarle a la pena capital. El tribunal calificó los hechos como robo con homicidio y le condenó con las agravantes de "desprecio de sexo en la propia morada de la ofendida" y "alevosa" ante el carácter "joven y hercúleo" del agresor. Los intentos de la defensa de convencer al Supremo de que separara el delito de robo del de homicidio, y el recordatorio de que Pedro Morejón sufrió erosiones en la mano izquierda que demostrarían que Cesarea "se apercibió del ataque y se defendió" no prosperó.


La Sala Segunda del Tribunal Supremo se limitó a confirmar la sentencia sin modificar ni una sola coma, lo que enterró la penúltima posibilidad del "Mosco" de evitar el garrote.
Cerrada la vía judicial tan sólo quedaba la política, marcada en la época por una ejemplaridad que hacía concebir mínimas esperanzas.

Garrote Vil conservado en la Audiencia de Valladolid

"Creo que los magistrados que le condenaron rezaron siempre para que la ejecución no se produjera" aseguró el presidente de La Piedad.
Unas oraciones que de nada le sirvieron a Pero Morejón, un "insolvente de mala conducta" que pasará a la historia como el último ajusticiado por garrote vil en Valladolid.

Garrote Vil conservado en la Audiencia de Valladolid

La Cofradía de la Piedad, cuya labor de asistencia y amparo a los penados era tradicional desde su fundación ayudó al último condenado a garrote vil, Pedro Morejón Fernández "el mosco", en Valladolid a las 6 de la madrugada del 14 de febrero de 1955, al que la cofradía auxilió compartiendo con él la última cena (menú de tortilla de patatas y merluza rebozada, todo ello regado con clarete de la tierra), y haciéndose cargo de su cuerpo. De sus arcas salió el dinero para el nicho en que fue enterrado, cuya sepultura ha tenido en propiedad durante treinta años.

-Fuente: El Norte de Castilla (19 de junio de 1994). Antonio Corbillón


La Avenida de Salamanca

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Estas imágenes distan al menos 40 años. En ellas se aprecia la increíble metamorfosis experimentada por esta avenida. A la izquierda el Restaurante La Goya, uno de los más longevos de nuestra ciudad, fundado en 1902

En el Plano de Ventura Seco de 1738 figura esta calle como Camino del Prado, por encontrarse en ella el monasterio del mismo nombre.

En el Plano de Ventura Seco de 1738 ya figuraba como Camino del Prado

 Inicialmente se denominó carretera de Salamanca al tramo comprendido desde la pasarela del Arco de Ladrillo hasta el Paseo de Zorrilla, porque era la que empalmaba con la general de Salamanca  que arrancaba de la Plaza de San Bartolomé. 

La expansión hacia el sur de la ciudad promovió la modernización de la avenida y la construcción de nuevos pasos sobre el Pisuerga

Posteriormente al urbanizarse este tramo se la denominó calle de Salamanca pasando a ser en la actualidad Avenida de Salamanca, convirtiéndose en una de las arterias más importantes de nuestra ciudad. 

Vista desde el edificio Duque de Lerma

En 2010 finalizaron las obras de modernización de esta vía incluyendo la creación de un paso subterráneo con objeto de aligerar el tráfico en ese punto. 
En la Avenida de Salamanca sobrevive el Restaurante la Goya, uno de los más antiguos de Valladolid. 

En el plano de 1920 podemos ver el tramo conocido como carretera de Salamanca, entre el Arco de Ladrillo y el Puente Colgante.

Viejos cafés de Valladolid (1809 - 1956)

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El pasado 17 de diciembre José Miguel Ortega Bariego presentó en la Biblioteca Pública de Valladolid su nuevo libro 'Viejos cafés de Valladolid (1809-1956). Tertulias, conciertos y varietés.

Viejos Cafés de Valladolid es un libro que descubre el apasionante mundo de los cafés del siglo XIX y la primera mitad del XX. Un magnífico trabajo de investigación, permitirá al lector conocer,  no solo los datos de apertura y cierre de estos establecimientos, sino los personajes que los visitaban, el ambiente, las costumbres y las anécdotas que enriquecieron su historia.
Los primeros cafés decimonónicos se establecieron en el entorno de la Fuente Dorada, desde el Corrillo hasta los portales de Guarnicioneros y Espadería, y después buscaron las calles próximas en las que se desarrollaba el comercio vallisoletano. Teresa Gil, Duque de la Victoria, Constitución, Santander y Ferrari era la ruta cafetera de la ciudad a finales de siglo, ampliándose posteriormente a Santiago, la que sería y sigue siendo, arteria principal. Y siempre, con mayor o menor presencia de locales dedicados a este negocio, la Plaza Mayor.
Representaciones teatrales, sesiones de cine, conciertos, canciones y varietés, eran algunas de las curiosas actividades que en ellos se registraban, pero la esencia de los cafés siempre fueron sus tertulias. Empezaron siendo políticas y literarias, después derivaron en taurinas y futboleras, para terminar desapareciendo en este tiempo que nos toca vivir, individualista y apresurado.
Un apasionante recorrido por el más de medio centenar de cafés históricos de Valladolid, que existieron entre 1809 y 1956. Siglo y medio de aromas, tertulias, conciertos y varietés. Se perdieron las tertulias y la mayoría de los cafés, aunque gracias a este libro se podrá recuperar, al menos, su recuerdo.

EL AUTOR
José Miguel Ortega Bariego
Periodista y escritor vallisoletano de larga y brillante trayectoria profesional, ha trabajado en diversos medios de prensa, radio y televisión, aunque ha sido en la radio pública donde más tiempo ha ejercido su profesión, cubriendo numerosos acontecimientos deportivos de carácter internacional.
Buena parte de su producción literaria está relacionada con la historia del deporte vallisoletano y sus principales protagonistas en los siglos XIX, XX y XXI, pero el compromiso con su ciudad natal le ha llevado a explorar  otros aspectos interesantes de la intrahistoria de la capital del Pisuerga, reflejados en libros de gran éxito editorial, como Historia de 100 tabernas vallisoletanas, Valladolid Cotidiano y El Templete de la música, a los que ahora se une Viejos cafés vallisoletanos (1809-1956). Tertulias, conciertos y varietés, un apasionante recorrido por las huellas de aquellos cafés que fueron testigos de un siglo y medio de vida de la ciudad.
  José Miguel Ortega Bariego es presidente de la Federación de la Prensa Deportiva de Castilla y León, miembro del comité directivo de la Asociación Española de la Prensa Deportiva y, recientemente, ha sido nombrado por el Ayuntamiento de Valladolid, Cronista Deportivo de la Ciudad.

La Leyenda del Pisuerga

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La Leyenda del Pisuerga es un barco de recreo de 25 metros de eslora que recorría Valladolid por el rio Pisuerga ofreciendo un paseo de más de una hora a lo largo de unos 12 km. Construído por Talleres del Besaya, en el municipio cántabro de Torrelavega, inició su andadura el  16 de Julio de 2003
El barco, de estilo antiguo, recuerda a aquellos antiguos vapores que navegaban por el Missisipi. Durante el paseo nos narraban los lugares, la flora y la fauna más destacada del rio Pisuerga a su paso por la ciudad.


La Leyenda del Pisuerga tiene 25 metros de eslora y 6 de alto, capacidad para 90 pasajeros y  cuenta con un  salón climatizado de más de 100 metros cuadrados.
Tenía salida desde la Estación de Embarque (junto a la Playa de las Moreras) río abajo hasta La Flecha y regreso al punto de partida.


El proyecto de la Leyenda del Pisuerga, que fue puesto en marcha por un grupo de empresarios, constituyó en su momento una idea innovadora a la vez que extravagante que se esperaba aportase un atractivo más a la oferta turística de Valladolid. 
El Ayuntamiento hizo diversas inversiones siendo las más destacables los apeaderos y con Fondos Estatales, un dragado en el río en la zona del Museo de la Ciencia para que el barco pudiera dar la vuelta. 


En 2010 el capitan del buque denunció una serie de deficiencias en el barco, lo que hizo que se paralizara la actividad de forma cautelar. Esto provocó que el Ayuntamiento, una vez caducó el permiso de la Confederación, firmase un decreto indicando el cese de la actividad del barco, tanto en los paseos como en la actividad del bar.




Fuentes del barco afirman que durante el último año de navegación se hizo dificil sacar rentabilidad al mismo, teniendo que hacer modificaciones en la parte de hostelería para aumentar los ingresos por esa vía.


Su puesta de nuevo en funcionamiento está condicionada a una renovación del permiso de la Confederación Hidrográfica del Duero.
En la actualidad permanece atracado en el embarcadero junto a la Playa de las Moreras a la espera de la oferta de algún empresario que quiera volver a reflotar un buque  que se está deteriorando por momentos. Sería una buena noticia para nuestra ciudad.

La fotografía más antigua de Valladolid

El Palacio de Justicia de Valladolid (Audiencia Provincial)

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Foto: europaenfotos.com

En 1505 los Reyes Católicos compraron el edificio de la Real Chancillería y el Palacio de los Vivero para instalar la Real Audicencia y Chancillería como máxima instancia jurídica de la Corona de Castilla. En 1834 fue suprimida y sustituida por la Audiencia Territorial (actual Tribunal Superior de Justicia). Hacia mediados del siglo XX se trasladó a la calle Corredera de San Pablo (actual calle Angustias) y pasó a llamarse Palacio de Justicia, incluyéndose en él la Audiencia Provincial.


Así nos mostraba la zona Ventura Seco en su plano de 1738


Los primeros pasos para su construcción se dieron en los años de la República y en 1936 ya se habían comenzado las expropiaciones, la mayoría tierras de labor (desde la calle Conde de Ribadeo hasta la Plaza de San Miguel eran tierras de labranza y una carbonería; la calle Felipe II no existía). En junio de ese mismo año se amplió el ámbito de expropiación a las huertas vecinas, que ocuparían posteriormente casas judiciales. En 1945 se hicieron los cimientos del actual Palacio de Justicia (pilares de hormigón armado, solidez absoluta y piedras traídas probablemente de Campaspero); la obra estuvo mucho  tiempo parada, no se sabe si por motivos económicos o de otra índole. En 1948 se aumenta nuevamente el ámbito de construcción hasta la calle Conde de Ribadeo, finalmente se ceden los terrenos el Estado en 1949.


Hall de entrada al edificio

El edificio de lenguaje clasicista, ya estaba en construcción en 1940, y por tanto el proyecto definitivo que hace José María Rodríguez Cano en 1951 debío de incorporar lo ya realizado. Como nota curiosa  hay que destacar que el mármol que adorna las paredes de este Palacio de Justicia fue extraído expresamente de Carrara, ciudad italiana situada al pie de los Alpes.



La construcción del palacio de Justicia coincidió en el tiempo con la inauguración en Valladolid de tres grandes fábricas: NICAS, ENDASA Y TAFISA y dos industrias del automóvil, FASA Y SAVA. Estas empresas dotaron a la ciudad del Pisuerga de un aire de prosperidad económica, ambición de sus habitantes por vivir bien y la paulatina transformación urbana de Valladolid. Lógicamente la actividad fabril conlleva el aumento de pleitos judiciales con lo cual el Palacio de los Vivero se quedaba pequeño.

Al fondo a la izquierda el Palacio de Justica. En frente el moderno edificio de los juzgados.

Gracias a una visita del Candido Conde-Pumpido (el padre del conocido fiscal jefe), Presidente de la Audiencia Territorial, las obras se aceleraron y el Palacio de Justicia se inauguró en 1960, con la presencia del entonces Ministro de Justicia Don Antonio Iturmendi Bañales, entre otras personalidades.
Toda la administración de Justicia se albergó en el edificio, más el Colegio de Abogados y el de Procuradores; también había, aparte, una capilla, un bar, un estanco y la vivienda del presidente de la Audiencia Territorial y la del Fiscal Jefe. Con el tiempo estas dependencias, debido a la escasez de espacio, se habilitaron para despachos y oficinas.
El palacio de Justicia de Valladolid, como ocurre con la mayoría de los edificios públicos, ha sufrido cambios en su estructura a lo largo de los años, como consecuencia natural de la distinta organización de los servicios. Cuando se inauguró ya se vislumbró pequeño, de ahí la creación en la década de los 90 del edificio de los juzgados enfrente, la dispersión de las sedes judiciales y la creación en un "futuro no muy lejano" del Campus de la Justicia.


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